Cataluña se ha quitado el velo y muchos de sus municipios han prohibido ya el uso del “burka”. Se ha impulsado así un debate acalorado e intenso sobre la regulación, en nuestro país, del velo integral islámico. Una prenda que, para el Gobierno, atenta contra la dignidad de la persona. Ayuntamientos como el de Barcelona, Tarragona y Lleida alegan además motivos de seguridad. En la comunidad islámica hablan, sin reservas, de politización. Ahora lo que preocupa es que la medida genere más aislamiento de la mujer y de los musulmanes en España. Una historia no ha hecho más que empezar.
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